Allen v. Farrow, el polémico documental de HBO

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Woody Allen es, sin lugar a dudas, uno de los directores más importantes de los últimos cincuenta sesenta años. Para muchos, un genio capaz de crear un tipo de historia tan viva, ingeniosa y entretenida que casi se puede considerar un género en sí misma. Para otros, una persona deleznable, acusada de haber abusado sexualmente de sus hijos adoptivos, y que cuenta con la eterna losa de haberse casado precisamente con una de las hijas adoptivas que compartía en su matrimonio con Mia Farrow, una vez su amante y musa, desde hace unas décadas su mayor enemiga. Farrow y Alen cortaron su relación hace casi treinta años, pero las acusaciones de la primera sobre el segundo, con juicios tanto legales como televisados de por medio, han impedido que la carrera de Allen se desarrolle de manera “normal”.

La historia viene de lejos, y es que en 1991, Allen y Farrow, amantes durante más de una década, deciden separar sus caminos, por motivos que tampoco se han aclarado ciertamente nunca. El caso es que poco después, la actriz le acusa formalmente de haber abusado de Dylan, una de sus hijas adoptivas. Se celebra el juicio y Allen sale exculpado por falta de pruebas. No culpable, que para muchos no quiere decir que sea inocente. El matrimonio del director con Soon Yi, una de las hijas que Farrow había adoptado, fue la gota que colmó el vaso. Las rencillas de la antigua pareja se han mantenido durante estos años y se reavivaron en la época del #MeToo, cuando Dylan, convertida ahora en acicate de los poderosos de Hollywood al dar voz a muchas mujeres que habían sufrido abusos en la industria, insistió en la culpabilidad de su padre adoptivo, a pesar de que ni la justicia ni los servicios sociales habían determinado tal punto. La biografía de Allen supuso un nuevo capítulo en el enfrentamiento, con el director dando su versión. Y el siguiente punto nos llega ahora, con un documental producido por HBO, que pretende volver a poner en boga el caso.

Producción de Allen v. Farrow

HBO decidió crear un documental hablando sobre el caso de Allen y Farrow cuando Dylan Farrow recuperó hace años el tema de las acusaciones contra su padre. La cadena se puso en contacto con la chica, ahora periodista, y contrató a dos directores reputados para llevar a cabo la docuserie, que constaría de varios capítulos. Durante estos años, HBO ha trabajado codo con codo con los Farrow, pero solo ha pedido opinión a Allen en contadas ocasiones, lo que ya escama un poco teniendo en cuenta que se busca crear un documento que muestre ambas versiones de la manera más equilibrada posible. ¿Están ambas partes en igualdad de condiciones en el documental? Pues parece que esa no era precisamente la intención de la cadena, tal y como comprobamos al ver el producto final.

Qué nos cuenta el documental

A través de las declaraciones de la familia Farrow y su entorno, el documental Allen v Farrow nos cuenta la historia de los supuestos abusos del director neoyorkino para con su hija adoptiva Dylan, acaecidos a finales de los 80 y principios de los 90. El caso se cerró en los tribunales de forma no condenatoria, pero la familia Farrow no ha desistido en su empeño de hacer justicia. Se habla sobre la extraña forma de comportarse de Allen con los críos, y se pone énfasis en su posterior matrimonio con una de las jóvenes que Farrow adoptó, que ya era mayor de edad en aquellos momentos, igualmente. La opinión de Allen solo se recoge a través de extractos del audiolibro de su biografía, A Propósito de Nada. Al parecer, el propio director declinó salir en el documental, ya que entendía que su versión era lo suficientemente conocida y no tenía nada más que añadir.

El polémico enfoque de Allen v. Farrow

Y es aquí donde el espectador comienza a sospechar que el documental no sirve para mostrar dos versiones de una historia, sino para elevar una y convertirla en la verdad, oficiosa que no oficial, dentro de este enfrentamiento. Es evidente que los sesgos personales nos harán ver de una u otra forma el caso, y que la imagen de Allen ha quedado tremendamente dañada en estos últimos años por culpa de este caso, un suceso que le creó menos problemas cuando se llevó a cabo el juicio, en los 90, aunque suene irónico. El espectador medio tal vez tenga la imagen de Allen como un director extraño, neurótico, capaz de casarse con la hija adoptiva de su mujer (que no suya, ya que Soon Yi vivía ya con Farrow cuando esta comenzó su relación con Allen) que además era mucho más joven que él. El documental incide en esa versión a través de los testimonios de personas cercanas a Farrow, pero se deja en el camino otras versiones que contradicen esa verdad, y que pueden ser igualmente legítimas.

Un fracaso en crítica

HBO ya produjo hace un par de años un documental similar sobre Michael Jackson, sacando a relucir de nuevo las extrañas relaciones que tenía con los niños y sus supuestos abusos sexuales, con más inri en este caso ya que el principal afectado no podía defenderse por haber fallecido hace años. Allen v Farrow vuelve a tomar este camino y se decide por la polémica antes que por la integridad periodística que uno esperaría en una docuserie de este tipo. La crítica, por tanto, ha sido unánime, colocándolo como un documento muy sesgado, que acusa a Allen basándose en diversos testimonios siempre de la misma parte, y obvia otros muchos sucesos que no encajarían con la versión oficial que la familia Farrow está vendiendo. Salvo algunas excepciones, los espectadores están opinando exactamente lo mismo. No se trata de un documental objetivo sobre un caso. No hay un Allen contra Farrow. Es más bien Farrow y HBO contra Allen.

Las otras versiones de la historia

La intención del documental parece ser la de dar toda la credibilidad a una parte del conflicto, mientras que elude hablar sobre las propias contradicciones que se vienen dando en los treinta años que lleva el litigio en juego. Allen mostró su versión en su reciente autobiografía, de una manera calmada, aludiendo a informes de servicios sociales, a decenas de testigos, a la propia condena exculpatoria del juicio que se celebró en su momento y a diversos acontecimientos que hacen dudar de la versión de Farrow y su entorno. Las dos versiones están sobre la mesa, y cada cual es libre de creer a quien se desee, pero es cierto que documentales como Allen v. Farrow no hacen ningún favor a la profesión si buscan venderse como algo objetivo, veraz y serio.