El montañismo es, sin lugar a dudas, uno de los deportes más increíbles y excitantes que existen, pero también uno de los más peligrosos. Tal vez sea eso lo que hace que tantos amantes de la escalada hayan aparecido últimamente, tratando de coronar cimas que hasta hace solo unas décadas parecían imposibles. La mejora en los sistemas de seguridad y en todo el equipamiento ha permitido que estos montañeros puedan disfrutar del deporte que más les gusta con mayor seguridad.
Sin embargo, los riesgos siguen estando ahí, y cada año son muchos los montañistas desaparecidos o fallecidos por aludes. Las caídas y el congelamiento son dos grandes problemas a la hora de subir una montaña, pero son relativamente controlables por parte de los propios montañistas.
Sin embargo, los aludes pueden sorprenderles cuando menos se lo esperan, y dejarles atrapados ahí arriba, con escasas posibilidades de supervivencia. La mayoría de aludes son provocados por los propios montañistas, por su poco cuidado a la hora de subir o sobre todo bajar, haciendo que se desprendan placas que conllevan el alud de nieve o de la propia placa. Vamos a ver a continuación todos los tipos de aludes que existen, para estudiarlos mucho más de cerca.
Aludes de placa
Este tipo de aludes son seguramente los más peligrosos y los que más víctimas mortales causan, puesto que son mortíferos cuando se producen. Tienen mucho que ver con la propia inclinación de la montaña, ya que a mayor inclinación, mayor posibilidad de que la placa se deshaga y caiga sobre nosotros.
Al ser el alud más duro y contundente, es complicado pararlo o sobrepasarlo, porque además este tipo de placas suelen ser enormes y llevarse por delante todo lo que encuentran a su paso montaña abajo. Debemos estar pendientes también de las temperaturas y del viento, ya que pueden propiciar este tipo de aludes si hay mucho viento y muy baja temperatura.
Aludes de fusión
Conocidos también como aludes de nieve húmeda, se suelen producir sobre todo en primavera, cuando el deshilo comienza y la nieve va terminando de descuajarse. También es muy habitual después de unas intensas lluvias que hayan provocado que la nieve se emblandezca en lugar de endurecerse, lo que hará que estos aludes sean más probables.
Debemos tener mucho cuidado cuando esquiemos por este tipo de nieve, o cuando estemos subiendo una montaña que pueda tenerla en alguno de sus tramos, ya que estos aludes pueden ser igualmente peligrosos si nos estamos atentos y no tenemos cierta experiencia en la montaña.
Aludes de nieve polvo
Se suelen dar cuando la nieve es muy reciente y la diferencia de temperaturas entre el momento en el que ha nevado y el presente es bastante importante, provocando que la nieve se convierta más en polvo que en algo más sólido y homogéneo.
Podríamos pensar que este tipo de aludes no son tan peligrosos, pero lo cierto es que la nieve va descendiendo en toneladas muy fina, pero igualmente importantes, y puede llegar a sepultarnos o a lanzarnos al vacío si estamos en una zona escarpada, o incluso morir de asfixia por culpa de la propia nieve en los pulmones.
Suele ocurrir tras las nevadas, así que estaremos mucho más atentos en estos momentos si decidimos escalar la montaña, porque puede que nos tengamos que enfrentar a este tipo de aludes.
Consejos para evitar que se produzcan aludes
Lo mejor para evitar este tipo de aludes y avalanchas es conocer perfectamente el terreno, o ir acompañado por alguien que conozca la montaña. Así sabremos dónde hay que tener más cuidado al pisar, por donde hemos de ir con mucha más precaución o simplemente, por donde es imposible pasar.
Debemos conocer también las escalas de riesgo de aludes, para evitar subir a la montaña si el peligro es demasiado alto. Llevar el equipo correcto es también algo indispensable, porque de lo contrario podríamos vernos atrapados en la montaña por no haber querido llevar tal o cual herramienta que ahora nos podría salvar la vida. En estos casos, siempre es mejor pecar de responsable.
Cómo sobrevivir a un alud
Si por más precauciones que tomemos y más que intentemos evitarlo al final el alud acaba sucediendo, debemos ser capaces de contrarrestarlo rápido. Si conocemos el terreno, sabremos por donde es más posible escapar de aquel alud.
Es bueno reconocer el terreno en la subida para tener esa vía de escape en la bajado. Si finalmente nos acaba sepultado el alud, lo más importante es mantener la calma y utilizar las herramientas correctas para salir de toda esa nieve. Es mejor hacerlo de forma lateral, y también ser capaces de respirar por la nariz y no por la boca, puesto que podríamos morir asfixiados.